Si usted tiene obesidad y tiene planeado someterse a una intervención quirúrgica, el exceso de peso puede ponerlo en un mayor riesgo de ciertas complicaciones. Estos riesgos pueden estar relacionados con la intervención quirúrgica en sí o con la anestesia necesaria para la misma.
La obesidad a menudo se ve como un problema social, pero en lo que respecta a la atención hospitalaria a recibir, no debe esperar que se le trate de manera diferente o sentirse en desventaja. Los prestadores de salud deben proporcionarle los más altos niveles de atención y tener políticas que ayuden a mantener su dignidad.
Los anestesiólogos y los cirujanos consideran la obesidad, no de forma prejuiciosa, sino como una condición médica que acarrea un mayor riesgo durante las intervenciones quirúrgicas. Como tal, es importante que todo el mundo hable abiertamente acerca de los riesgos y las preocupaciones, ya que esto mejorará las posibilidades de una cirugía y recuperación exitosas. Los anestesiólogos cuentan con formación médica para gestionar los problemas potenciales en los pacientes con obesidad.
El índice de masa corporal (IMC) es un cálculo que se utiliza para conocer si usted tiene un peso saludable para su altura.
Puede calcular su IMC utilizando la calculadora de peso saludable del National Institutes of Health (NIH) de EE,UU,
Clasificación del IMC
Peso insuficiente | Por debajo de 18,5 |
Peso saludable | Entre 18,5 y 24,9 |
Sobrepeso | Entre 25 y 29,9 |
Obesidad | Entre 30 y 39,9 |
Obesidad mórbida | Por encima de 40 |
El tamaño de la cintura también es una indicación acerca de si tiene demasiada grasa alrededor del estómago, lo cuál aumenta el riesgo de padecer cardiopatía, diabetes y accidente cerebrovascular.
Independientemente de su altura o su IMC, debe tratar de bajar de peso si la medida de su cintura es:
Usted se encuentra en un riesgo muy alto y debe ponerse en contacto con su médico de cabecera si su cintura mide:
Fuente: Salud de la A a la Z NHS (www.nhs.uk/conditions).
Se presenta cuando su cuerpo se vuelve resistente a la hormona insulina, que regula los niveles de azúcar en la sangre.
La diabetes tipo 2 habitualmente se presenta en una fase más tardía de la vida y está relacionada con la obesidad.
La diabetes mal controlada acarrea problemas como:
Diabetes tipo 2 y anestesia
Los pacientes con diabetes presentan un riesgo mayor de infección después de una intervención quirúrgica ya que su curación puede ser más lenta. El riesgo de infección aumenta con niveles más altos de azúcar en la sangre, por lo que es importante tener un buen control del azúcar al momento de su intervención quirúrgica. Si tiene diabetes, debe controlarse adecuadamente su nivel de azúcar, antes de la intervención quirúrgica, con el fin de reducir cualquier riesgo potencial. Hable de antemano con su diabetólogo, endocrinólogo o su médico de cabecera para saber si necesitan hacer algún cambio en su tratamiento.
La AOS es una afección relativamente común en los adultos que presentan obesidad, ya que tienen más tejido adiposo en la zona del cuello y la lengua. Durante el sueño, las paredes de la garganta se relajan y se estrechan, lo que interrumpe la respiración normal y el sueño. La AOS puede provocar:
La AOS y la anestesia
Es posible que la AOS moderada o grave haga que sea muy sensible a los sedantes, el alcohol, los analgésicos o los anestésicos. Estos medicamentos pueden empeorar los síntomas de la AOS. Afortunadamente, a menudo existen alternativas como la anestesia raquídea o local. Véase la sección sobre la reducción del riesgo.
Si usted o su pareja creen que pueden tener AOS, deben pedirle a su médico de cabecera que les remita a un neumólogo para saber si pueden optar al tratamiento con una máquina de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés). Consiste en una pequeña bomba que suministra, mientras usted duerme, aire comprimido de manera continua mediante una máscara ajustada, que cubre la nariz o tanto la nariz como la boca. El aire comprimido evita que su garganta se cierre.
Cuando se utiliza de manera adecuada, el dispositivo CPAP puede suponer un cambio vital, ya que contribuye a que duerma bien, a que se sienta más despierto a lo largo del día, a que tenga más energía y le ayuda a perder peso. Asimismo, disminuye la tensión de su corazón, lo que detiene los ronquidos y contribuye a una mejor calidad del sueño.
Es importante destacar que un dispositivo CPAP le permite tolerar analgésicos más fuertes de forma más segura.
Es fundamental que traiga su propio dispositivo CPAP al hospital para que pueda utilizarlo inmediatamente después de la intervención quirúrgica. Si no puede utilizar un dispositivo CPAP, debe notificarlo a su equipo quirúrgico para que puedan planificar la asistencia alternativa necesaria y garantizar que su intervención quirúrgica puede llevarse a cabo.
La obesidad aumenta el riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos. Los coágulos sanguíneos en el corazón, los pulmones o el cerebro pueden provocar la muerte.
El riesgo de padecer trombosis también aumenta en las personas que fuman, las que padecen fibrilación auricular (arritmia o ritmo cardíaco alterado), aquellas con cáncer, las que tienen fracturas de huesos largos o en cualquier paciente que esté postrado en la cama durante periodos prolongados. Cuantos más factores de riesgo, mayor será la probabilidad de trombosis.
Trombosis y anestesia
La probabilidad de presentar trombosis durante o después de una intervención quirúrgica puede ser mayor en las personas con obesidad. Este riesgo puede minimizarse manteniendo la mayor movilidad posible antes y después de la cirugía.
El personal del hospital le explicará las medidas que puede tomar para reducir este riesgo.
Estas podrían ser:
La obesidad sobrecarga al corazón, ya que este necesita trabajar más para bombear oxígeno por todo el cuerpo. A menudo se asocia con la presión arterial alta y el colesterol elevado, lo que a la larga puede provocar enfermedades cardíacas. Los latidos cardíacos irregulares (arritmias), los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades renales también son más comunes si usted tiene obesidad.
La anestesia y la cirugía pueden causar tensión adicional en el cuerpo y el corazón. Tener obesidad puede aumentar el riesgo de ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca o arritmias durante y después de la cirugía.
Si tiene presión arterial alta o algún problema con su corazón, estos deben controlarse bien antes de la cirugía para reducir cualquier riesgo potencial. Hágase un chequeo de la tensión arterial en su consulta con bastante antelación a la operación.
Si su presión se mantiene alta y es difícil de controlar, su cardiólogo o su médico de cabecera puede comprobar sus medicamentos y hacer los cambios necesarios antes de la operación.
La acidez es una sensación de ardor en el pecho causada por el ácido del estómago que sube hacia la garganta (reflujo ácido).
Los pacientes con sobrepeso u obesidad tienen más probabilidades de desarrollar esta afección.
Acidez y anestesia
Cuando hay acidez estomacal, existe un mayor riesgo de que el contenido del estómago se derrame en los pulmones durante la anestesia. A menudo se usa un tubo de respiración para reducir este riesgo. Sin embargo, insertar tubos respiratorios puede resultar más difícil en algunos pacientes que tienen sobrepeso u obesidad.
Es útil perder peso antes de la cirugía y usar medicamentos antiácidos con regularidad, incluso el día de la cirugía.
La anestesia general moderna es actualmente muy segura. Sin embargo, si usted tiene niveles significativos de exceso de peso, puede ser más difícil y puede llevar más tiempo realizar ciertos procedimientos durante la cirugía y la anestesia, tales como:
Además, los pacientes con obesidad pueden tardar más en recuperarse después de la anestesia.
Para algunos procedimientos, puede evitar los riesgos de la anestesia general con anestesia local y permaneciendo consciente (despierto). A veces se le puede ofrecer un sedante para que se relaje.
Para otros procedimientos, se puede administrar anestesia local además de anestesia general. Se adormecerán los nervios que rodean la parte de su cuerpo que necesita la cirugía.
Si el procedimiento se realiza en la parte inferior del cuerpo, la anestesia epidural o espinal puede ser la más adecuada.
Un miembro del equipo médico lo cuidará durante el procedimiento y usted no podrá ver la cirugía en sí. Otro beneficio de la anestesia local es que puede permitirle volver a moverse más pronto después de la cirugía, lo que reduce los riesgos de trombosis. Puede obtener más información sobre los bloqueos nerviosos y los anestésicos espinales en nuestras secciones Bloqueos nerviosos para cirugía en el hombro, el brazo o la mano y La anestesia raquídea
Sin embargo, un bloqueo local puede ser más difícil de realizar si usted tiene obesidad. Para algunas personas, puede que no sea posible utilizar esta técnica. Sin embargo, dados los beneficios potenciales y la reducción del riesgo, generalmente vale la pena considerar la anestesia local como una alternativa a la anestesia general. Su anestesiólogo discutirá con usted las opciones de anestesia para su cirugía y los riesgos cuando asista a la evaluación preoperatoria o el mismo día de su cirugía.
Para una cirugía planificada, hay muchas cosas que usted puede hacer para reducir el riesgo y hacer que el procedimiento sea lo más seguro posible. Los siguientes son pasos que puede seguir mientras espera la cirugía para disminuir sus posibilidades de complicaciones y ayudar a acelerar su recuperación.
Perder peso antes de su operación tiene muchas ventajas.
Fumar reduce la cantidad de oxígeno en el torrente sanguíneo y daña algunos de los mecanismos que protegen a los pulmones de las infecciones. Dejar de fumar, idealmente durante al menos 6 semanas antes de la cirugía, ayuda a aumentar el nivel de oxígeno en la sangre. Esto hace que el anestésico sea más seguro para usted, mejora la cicatrización y reduce el riesgo de sufrir tos e infecciones torácicas postoperatorias. Además, dejar de consumir alcohol antes de la operación mejora la función hepática y reduce la severidad de la AOS.
Aumentar su nivel de actividad física antes de una cirugía puede marcar una gran diferencia en lo bien y rápido que se recuperará luego del procedimiento. Si bien el ejercicio contribuye a la perdida de peso, también mejora el funcionamiento del corazón y los pulmones. Ser lo más activo posible antes y después de la cirugía puede reducir el riesgo de padecer coágulos sanguíneos. Quizá quiera considerar algunos ejercicios específicos para aumentar la fuerza muscular, por ejemplo, para sostener una nueva articulación ortopédica, su suelo pélvico u otras partes del cuerpo según el tipo de cirugía a la que se someta. Consulte con su cirujano o médico de cabecera sobre qué ejercicio es seguro para usted.
Usted deberá tomar su medicación como se le ha indicado hasta el día de la cirugía. Traiga consigo todos los medicamentos e inhaladores al hospital. El hospital le indicará si tiene que dejar de tomar alguna medicación. Esto es de especial importancia si está tomando algún medicamento para diluir la sangre. Es posible que se cancele la cirugía si no cumple las instrucciones sobre cómo tomar su medicación antes de la cirugía.
El hospital debe darle indicaciones claras sobre el consumo de alimentos y bebidas. Estas instrucciones son de suma importancia. Si hay comida o líquidos en su estómago durante la anestesia, el contenido gástrico puede subir a la garganta y pulmones y poner en peligro su vida.
Permanecerá en la sala de recuperación hasta que sea seguro enviarlo a una sala de internación o el equipo que lo asiste considere que requiere cuidados mas avanzados en UCI o Intermedios.